Sobre mudarme

Acá voy a contar lo que fue vivir sola en una primera temporada y demás yerbas

El 5 de julio del 2019 me mudé sola a un departamento tipo loft de 2 pisos, dentro de una casa, sobre una avenida muy concurrida. Es el primer departamento que vi, y al verlo, me decidí fervientemente. Todo me quedaba a mano y la zona estaba colmada de comercios como supermercado, fotocopiadora, lavandería, farmacia. Me gustaba. Y me había mudado a 10 cuadras de mi oficina, entonces a veces iba caminando y a veces en auto. Volvía a casa a las 22:00 o 23:00 hs, después del afteroffice, y mi heladera era la clásica de una persona soltera que vive sola: Llena de cerveza.

6 meses viví sola, hasta que en octubre del 2019 conocí a un chico, nos enganchamos, venía a dormir casi todos los días a mi casa. Luego nos enseriamos, le presenté a mi familia, iba los domingos a comer asado a la casa de mis padres y yo a su casa fui meses después para conocer a su familia y también alguno que otro domingo.

En enero del 2020 tuve un choque fuerte que hizo que me quede sin auto, y eso solo era el comienzo. Y de febrero en adelante me prestarían un auto hasta solucionar todo. En febrero del 2020, mi novio tuvo una lesión en el tobillo y vino a estacionarse en mi casa. Y digo estacionarse porque casualmente iba a quedarse a dormir hasta que su tobillo sanara, pero no contabamos con una pandemia ni mucho menos una cuarentena obligatoria y suspensión de nuestros contratos. Entonces, ya vivíamos juntos. Empecé a ver cómo su ropa invadía mi ropero, cómo los desayunos eran mejores juntos, cómo mojaba todo el baño al lavarse la cara y cómo podía descomponerse todo al tomar 4 ñoños mano a mano.

Pero vuelvo a la suspensión de contrato. Que te suspendan significa que aún sos contratada de la empresa pero sin goce de sueldo. Estaba en problemas. Recurrí al inglés y me puse a enseñar conversación (con el perdón de los verdaderos teachers, la necesidad me apuró y me sacó la verguenza) Con la paga de 14 alumnos, sobreviví los meses que vinieron, contando siempre con la comprensión de la dueña del departamento, que me dejó pagarle lo que tenía y después podía pagarle en cuotas. Y la exoneración de ANDE y ESSAP.

Y ahí empecé a pasarla mal. De mayo a agosto. Viví encerrada, enseñando, sin luz solar en la casa, mi novio borracho volviendo de sus afteroffice a las 21:00 hs, 22:00 hs (porque el volvió a trabajar en mayo)no pudiendo ver a mis amigos. Empecé a tener ataques de pánico, sin dormir, llorando muchísimo por cualquier cosa. Las peleabas de pareja aumentaban, especialmente por la limpieza de la casa, que al ser yo la que me quedaba tenía que limpiar todo para mi comodidad y mi novio feliz porque el ya no tenía que hacer nada. Cada vez sentía más y más ansiedad, y cada vez me sentía más y más desesperada.

“Necesito ayuda” me dije. En agosto empecé a ir a terapia, con plata prestada. Lloré en todas las sesiones de agosto y setiembre, y luego empecé a ir con el psiquiatra. Depresión funcional me dijeron. Empecé a medicarme, y los resultados fueron inmediatos. Para septiembre ya había encontrado otro trabajo, entonces mis ánimos eran diferentes. Lo lindo fue que también adopté una gatita, por insistencia de mi novio. Ella se convirtió en mi compañera.

Y el 25 de noviembre después de una discusión por whatsapp, mi novio me dejó. Pensé que no hablaba en serio pero así fue. Vino, hablamos, y me dijo que yo era argel y el también y que no podíamos más. Sacó todas sus cosas y se fue esa misma noche. Lloré demasiado, pero si había algo que tenía claro era que nunca más ibamos a volver por la forma en que se fue. Ver cuando alguien se va de la casa es algo muy fuerte, y yo ya no sería la misma desde ese entonces. Eso hizo que me valore más.

Poco después conocí a alguien. También vive solo. Al abrirme a el me di cuenta de todo lo que no había recibido en mi relación pasada. Pasamos año nuevo juntos en un hotel, tuvimos nuestras diferencias y discusiones, pero los conflictos no son malos, son constructivos, y por primera vez pude darme cuenta de eso.

En marzo conseguí un trabajo nuevo, esta vez home office. Me di cuenta que necesitaba adaptarme a mi nuevo estilo de trabajo, entonces compré una silla de oficina y dejé de trabajar en la cama. Se necesita mucha disciplina para levantarse temprano, desayunar y luego trabajar en tu propia casa, pero también me dió mucha libertad de hacerlo donde quiera y también de ver a mi sobrina crecer.

¿Por qué escribo esto? Porque mañana me mudo a un nuevo lugar, y simboliza mucho más que una mudanza. Es un gran progreso, un cambio de aire, de luz, de poner mi energía en mi hogarcito de nuevo, de sentirme plena, y no solo eso, es pensar simplemente que cuando vine acá a los 33 no tenía nada, solo mi cama, y ahora tengo todo y mucho más.

¿Por qué escribo esto? Porque es para mi dejar atrás muchas sensaciones, muchos sentimientos encontrados, conocerme más, convivir con alguien, soltar todo y abrirme para el futuro, simboliza mi nueva relación conmigo misma, con mi actual novio, con mi trabajo y por sobre todo, con mi crecimiento.

Ahora, como en la primera noche que vine a dormir acá, voy a pedir un lomito árabe de la lomitería de enfrente para la cena. Hace como dos meses dejé de ser su clienta porque me cobraron Gs. 5000 por traerme a mi portón siendo que vivo enfrente. Nunca antes me habían cobrado y me enojé. Pero por ser la última noche en la Avenida próceres de mayo, voy a pedirles, y espero que no me cobren.

Ahí voy, a romperla, como siempre.

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